Si al LUTO, No al DESPECHO (17 marzo 2010)


Hay relaciones amorosas que concluyen por muchísimas razones en la vida, en algunas se puede llegar a acuerdos y otras simplemente no. Cualquiera que sea la razón del fin de la relación esta produce un dolor profundo en los sentimientos y emociones; reacción normal ya que existe una privación de lo que se suponía era parte de uno. Las personas que no deseaban terminar la relación pasarán por una experiencia dura, amarga y penosa que la puede llevar a la desesperación, una alteración extrema del ánimo causada por la rabia, frustración y resentimiento.
Quien sufre la pérdida tendrá que superar el DUELO que le causará la separación del ser querido. No debe confundirse con el DESPECHO, que es una malquerencia nacida por el desengaño. Esta mala voluntad contra el ser querido, y ahora odiado, puede llevar a la obsesión, la venganza y la desesperación. Es una forma equivocada de afrontar el problema, por el contrario, servirá para mantener presente una falsa relación con el ser amado al igual que odiado y se alimentará un amor insano que solamente perjudicará al despechado. Por ello, se debe admitir la pérdida lo más pronto posible. Lo recomendable es hacerse la cuenta que esa persona falleció, evitar el contacto por un tiempo, y de alguna manera hacer a un lado todo lo relacionado con esa persona.
Si bien no es nada fácil afrontar este tipo de situaciones, es totalmente normal la explosión de emociones de que de ella surgen. En primera instancia la pérdida sufrida provocará un impacto tremendo, sensación de abandono, angustia, en ocasiones pánico, lo que puede llevar a que no se reconozca la realidad y se intente remediar la situación sin tomar en cuenta que el desamor de la pareja generalmente no es recuperable. En esta fase aumenta la probabilidad de que se generen sentimientos de culpa con pensamientos negativos hacia sí mismo y se hace necesario manejar el perdón como mecanismo de liberación y sanación del yo y de la ex pareja. Aquí hay que asumir por completo la separación.
Una vez asumida la separación y pérdida se entrara en una fase o estado de tristeza intensa y factible depresión con falta de ánimo para continuar las labores habituales, que durará tiempos variables dependiendo de las características personales y ocupaciones de la persona involucrada en la pérdida. Todo esto hasta que se alcance por completo ya sea por resignación o aceptación del nuevo contexto lo ocurrido.
Son recomendaciones importantes para afrontar la situación el tratar de volver a la normalidad de la vida lo más pronto posible y compartir con la gente de siempre; cuesta lograrlo pero el aislarse solo permite la concentración en el pensamiento único de la fracasada relación. En la etapa de rabia es vital no dejarse dominar por odios y deseos de venganza, es preferible frecuentar a seres queridos como familiares y amigos. La salida de este atolladero es proponerse nuevas metas y reestructurar la vida; estar consientes que como el DUELO, existe la vida, y si bien es cierto que a veces se sufre, se presentan conflictos y hasta calamidades, también se logra la felicidad, estar alegres y compartir momentos de inmensa satisfacción y esperanza. En lugar del DESPECHO con odio y revancha la mejor salida al desamor es más y más amor.

Hugo O.Padilla R.

1 comentario:

HOPR_81 dijo...

Gracias al apoyo, obtenido en larga conversación y discusión, a mi amigo personalisimo el Psicologo Ramon J. Pinto M.
las Conversaciones con él siempre dan ideas y nutren mis Fugas mentales